Hace 50 años las fuerzas reaccionarias globales asestaron un cruento golpe al gobierno del Partido Socialista Popular del presidente Salvador Allende, quién representaba la esperanza transformadora de Chile. Este gobierno, el primero progresista elegido democráticamente en el marco del contexto de la Guerra Fría, manifestaba la esperanza de los excluidos y expulsados por recuperar su voz y su mirada en la construcción de un proyecto nacional. La respuesta a este clamor fueron las bombas y la masacre.
En lo posterior, la implementación de la lógica economicista del modelo neoliberal ha contribuido a borrar, desde ese fatídico día de septiembre, los vestigios de solidaridad, comunidad, hermandad, en pos de un abyecto proyecto individualista que ha castigado desde el propio hogar común, la tierra, hasta el más humilde de los seres que formamos parte de la aventura humana.
El Golpe de 1973 fue la manifestación explicita de que la sangre es el lenguaje al cual el capital apela cuando es retado. Pero también, la certeza de que los pueblos, a pesar de la guerra consumista, financista, tecnófila tienen otro lugar en el hemisferio, en la tierra, y que si trabajamos en conjunto rebatiremos al escritor colombiano, que en su ficción proclamaba “otros cien años de soledad”.
Saludo y abrazo fraternal para el pueblo chileno y latinoamericano
Comité Editorial MINGA