MINGA 8, año 5, semestre II, 2022

Universidad Mayor de San Simón – UMSS

Comunidad de Investigación para la Transformación de América Latina – CITAL

Minga. Revista de ciencias, artes y activismo para la transformación de América Latina
Año 5, número 8, segundo semestre de 2022. Cochabamba, Bolivia.

Minga es un proyecto semestral de la Comunidad de investigación para la transformación de América Latina (CITAL) para la difusión de ciencias, artes y activismo en nuestro continente. Minga se inscribe al portal institucional de revistas científica de la UMSS con la colaboración del Programa de Formación en Educación Intercultural Bilingüe para los Países Andinos (PROEIB Andes), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la UMSS. Mediante convenio de colaboración con la Dirección de Formación Continua Grado y Posgrado de la Facultad Arquitectura y Ciencias del Hábitat, Minga acompaña el proceso de ejecución de la Maestría en Estudios del Desarrollo y el Hábitat con una perspectiva multidisciplinar, científica e internacional.

Jefe editor
Dr. Jan Lust
Universidad Ricardo Palma, Perú
jan.lust@urp.edu.pe

Coordinación editorial ejecutiva
Dr. Jhohan Oporto
Universidad Mayor de San Simón, Bolivia
j.oporto@umss.edu.bo

Diagramación
Lic. Esp. Marcelo Sagredo

Gestión OJS
Lic. Rocío Mérida Moscoso

Ilustración de portada
William Camacho

Minga. Revista de ciencias, artes y activismo para la transformación de América Latina – 2023
© CITAL – Edición digital
Sitio UMSS: https://revistas.umss.edu.bo/index.php/minga/index
Sitio CITAL: https://minga-cital.com/
ISSN: 2704-5584
OPEN ACCESS – Licencia Pública Internacional — CC BY 4.0

Hecho en Cochabamba – Bolivia

La guerrilla continental. La visión y la práctica del Che Guevara

The continental guerrilla. The vision and the practice of Che Guevara

DOI Jan Lust Doctor en Estudios del Desarrollo. Es investigador y profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Ricardo Palma de Perú y forma parte de la Junta Directiva del Centro de Investigación de esta Universidad. Es el autor de Lucha revolucionaria. Perú, 1958-1967, un libro sobre la historia de la lucha revolucionaria en el Perú de los años 60 y de Capitalism, class and revolution in Perú, 1980-2016, un trabajo que analiza las razones políticas, económicas y sociales por las que la izquierda socialista peruana no ha podido llevar a cabo su proyecto revolucionario de transformación social. Sus intereses académicos abarcan la economía política internacional, el desarrollo político, económico y social del Perú, temas laborales, clases sociales, los movimientos sociales y la lucha guerrillera. E-mail: jan.lust@urp.edu.pe ORCID: 0000-0002-8093-1010 Recibido: 07-12-2022 Aceptado: 12-01-2023 Como citar: Lust, Jan (2023), “La guerrilla continental. La visión y la práctica del Che Guevara”, en Minga. Revista de ciencias, artes y activismo por la transformación de América Latina, Nro. 8, año 5, semestre II, 2022, pp. 63-81, Cochabamba, DOI: 10.5281/zenodo.7811981

ISSN: 2704-5584

OPEN ACCESS – Licencia Pública Internacional — CC BY 4.0

Resumen

La Revolución Cubana ha inspirado la lucha guerrillera en América Latina. Ernesto “Che” Guevara estuvo directamente involucrado en procesos que contribuyeron a la organización de fuerzas guerrilleras en varios países latinoamericanos. Ya a principios de la década de 1960 Guevara comenzó a ayudar a organizar y coordinar la organización de la lucha armada revolucionaria en América Latina. Consideró que las revoluciones socialistas locales no podrían sobrevivir si no iban acompañadas de luchas revolucionarias en otras partes de América Latina. Este trabajo presenta las ideas de Guevara sobre la necesidad de una guerrilla continental y describe en detalle la participación de Cuba y del Che en la organización de diversas actividades guerrilleras en América del Sur. Demostramos que los procesos guerrilleros en Bolivia, Perú y Argentina fueron las primeras piedras para el desarrollo de la guerra de guerrillas al nivel continental.

Palabras clave: Che Guevara, Cuba, Perú, América Latina, revolución continental, guerrilla continental, lucha guerrillera

 

Abstract

The Cuban Revolution has inspired the guerrilla struggle in Latin America. Ernesto “Che” Guevara was directly involved in processes that contributed to the organization of guerrilla forces in various Latin American countries. Already at the beginning of the 1960s Guevara started to help organize and coordinate the organization of the revolutionary armed struggle in Latin America. He considered that local socialist revolutions would not be able to survive if these were not accompanied by revolutionary struggle in other parts of Latin America. This paper presents Guevara’s ideas on the necessity of a continental guerrilla struggle and describes in detail Cuba’s and Che’s involvement in the organization of various guerrilla activities in South America. We demonstrate that guerrilla processes in Bolivia, Peru, and Argentina were the first stones for the development of continental guerrilla warfare.

Key words: Che Guevara, Cuba, Peru, Latin America, continental revolution, guerrilla continental, guerilla struggle

 

Introducción

Es un hecho conocido que Ernesto “Che” Guevara ha contribuido a procesos revolucionarios en varias partes del mundo. En este artículo discutimos la contribución de la Revolución Cubana, y especialmente de Guevara, a la lucha guerrillera en América del Sur. Fue precisamente el ejemplo de la primera revolución socialista en las Américas y las ideas de Guevara sobre el desarrollo de las posibilidades y los efectos favorables de la lucha armada revolucionaria, lo que estimuló el surgimiento de organizaciones guerrilleras en América del Sur.

Las ideas de Guevara sobre la necesidad de procesos revolucionarios continentales se desarrollaron en el contexto de la respuesta del imperialismo norteamericano a la Revolución Cubana y las posibilidades de supervivencia para una vía de desarrollo socialista del proceso revolucionario iniciado por el Movimiento 26 de Julio, dirigido por Fidel Castro. La participación planificada de Guevara en la lucha guerrillera fuera de Cuba partía de la consideración de que, para la supervivencia de las revoluciones socialistas locales, como la Revolución Cubana, era imprescindible la multiplicación de los procesos revolucionarios en toda América Latina o la creación de “muchos Vietnam”.

Este artículo está organizado en siete secciones. En la sección uno describimos los efectos de la Revolución Cubana sobre la izquierda latinoamericana. Esta sección incluye parte de las ideas de Guevara sobre la contribución de la lucha guerrillera en los procesos revolucionarios. La sección dos desarrolla brevemente la respuesta de los Estados Unidos a la Revolución Cubana. En la tercera sección presentamos las ideas del Che sobre la internacionalización de los procesos revolucionarios. La sección cuatro describe la participación de Guevara en los preparativos guerrilleros y en la sección cinco examinamos la estrategia guerrillera continental del guerrillero heroico. En la sexta sección discutimos el papel de Bolivia, el Perú y, supuestamente, la Argentina, en un supuesto proceso guerrillero revolucionario continental. La sección siete presenta nuestras conclusiones.

1. La revolución cubana y la izquierda latinoamericana

La Revolución Cubana ha contribuido significativamente a la formación y desarrollo de varias organizaciones guerrilleras en América Latina. Sin embargo, no fue la causa del surgimiento de movimientos revolucionarios en la década de 1960.

A fines de la década de 1950 una ola de resistencia “barrió” América Latina, provocada por el estrangulamiento de las nuevas fuerzas productivas en un sistema que no sólo estaba diseñado para los intereses de la burguesía urbana, sino que también se basaba en una subestructura de una economía agraria arcaica. El auge de los movimientos sociales, producido por un intenso proceso de industrialización en una región atrasada y la necesidad de reemplazar los anticuados mecanismos de gobierno por aquellos que expresaran cambios en el campo económico a nivel político, fue un terreno fértil para la práctica revolucionaria (DoCom, 2004: 21-28; Bambirra, 1971: 27-31).

La ausencia de una vanguardia revolucionaria fuerte hizo imposible la toma del poder por parte de las clases trabajadoras y del campesinado, en cooperación con sus aliados en América Latina. Los partidos comunistas, por ejemplo, mostraron una desastrosa falta de imaginación política y una asombrosa ignorancia sobre su supuesto papel en la dirección de las masas trabajadoras. En 1965, la CIA (1965: 9) escribió en su “Estudio del comunismo en América Latina” que en el corto plazo ningún partido comunista latinoamericano era una amenaza real para los gobiernos existentes.

El éxito de la Revolución Cubana inspiró a individuos y organizaciones políticas en toda América Latina, fuerzas comunistas, socialistas o progresistas en general, a intensificar la lucha contra las clases dominantes. Proporcionó muchas lecciones que se aprendieron rápidamente y provocaron revoluciones dentro de la izquierda. En el período 1959-1962 hubo un rápido aumento de los movimientos guerrilleros en un gran número de países. En noviembre de 1959, guerrilleros paraguayos del Movimiento 14 de Mayo intentaron iniciar una guerra revolucionaria, pero fracasaron. La mayoría de los guerrilleros murieron. En diciembre del mismo año se inició, en la Argentina, los Uturuncos, una guerrilla de origen peronista. En el verano de 1960, el Movimiento dominicano 14 de Julio no logró traer sanos y salvos a sus cuadros al país. Más de un centenar de revolucionarios murieron en la costa norte del país (Debray, 1968: 64). En 1960, dos exsoldados, Marco Antonio Yon Sosa y Luis Augusto Turcios, fundaron en Guatemala el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13). En abril de 1962, un grupo de estudiantes creó el Movimiento 12 de Abril y posteriormente, en el mismo año, surgió el Movimiento 20 de Octubre del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT). En diciembre de 1962, todos estos movimientos se unieron en las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) (Rostíca, 2006: 41). En 1959 se formó en Nicaragua la Juventud Patriótica (JP), la cual estaba claramente orientada al desarrollo de la lucha armada. El grupo se separó y luego algunos exintegrantes crearon el Movimiento Nueva Izquierda JP (MNI). El 23 de julio de 1961 se fundó el Frente de Liberación Nacional (FLN), que en 1962 cambió su nombre por el de FSLN (Martí i Puig, 2002: 5). En marzo de 1962, el intento guerrillero de la juventud de la Unión Revolucionaria de Juventudes de Ecuador (URJE) fue frustrado al inicio de sus actividades (Debray, 1968: 65). En el mismo mes se fundó en el Perú el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y en septiembre se creó en Cuba el Ejército de Liberación Nacional (ELN) peruano.

La Revolución Cubana trajo consigo una nueva fuerza política en América Latina que se denominó castrismo. Esta fuerza consideraba que no era necesario esperar a que se dieran todas las condiciones para iniciar la lucha armada porque el mismo inicio del foco guerrillero contribuiría a crearlas. La CIA (1962: 4) escribe que “el aspecto más peligroso del castrismo ha sido su amplio atractivo como símbolo del cambio revolucionario y la asertividad nacionalista en América Latina”[i].

2. La Revolución Cubana y los Estados Unidos

El efecto de la Revolución Cubana sobre los políticos y militares de los Estados Unidos fue, como en el caso de la izquierda revolucionaria latinoamericana, impactante y, posiblemente, aun más fuerte. Régis Debray (1968: 203-204), filósofo francés y en la década de 1960 partidario declarado de la lucha guerrillera, señaló: “Cuba ha elevado el nivel de preparación material e ideológica de la reacción imperialista en menos tiempo que el de las vanguardias revolucionarias. Si hoy, y en menor plazo, el imperialismo ha extraído más ventajas de la Revolución Cubana que las fuerzas revolucionarias, esto no debe -mucho lo dudamos- a que posea una superior inteligencia. El imperialismo está en mejores condiciones de llevar a la práctica más rápidamente las enseñanzas que ha extraído de la Revolución Cubana, porque dispone de todos los medios materiales de la violencia organizada, más el influjo nervioso que le presta su instinto de conservación.”

La política estadounidense de evitar una “segunda Cuba” tuvo un lado socioeconómico y un lado militar. La política socioeconómica hacia América Latina se reflejó en el tratado de Alianza para el Progreso que pretendía elevar el desarrollo económico y social de los países latinoamericanos. El componente militar se reflejó en la extensión de la ayuda militar, la creación de unidades contra guerrilleras y la intervención en los asuntos internos de los países latinoamericanos. Ambos lados de la política latinoamericana de Estados Unidos eran dos caras de la misma moneda (Morray, 1973: 119). En los años 1958-1961 la ayuda militar a América Latina aumentó de 48 a 91 millones de dólares americanos (Villanueva, 1971: 147).

Además del apoyo militar, también se fomentó el desarrollo de actividades de Acción Cívica por parte de las fuerzas armadas. Se proporcionaron subvenciones a países latinoamericanos para permitir proyectos de Acción Cívica, como la construcción de escuelas y caminos en comunidades rurales empobrecidas y remotas (Lieuwen, 1965: 184).

La política exterior de Washington alcanzó un nuevo clímax en 1965, después de Guatemala en 1954. En abril de 1965, los Estados Unidos decidieron invadir la República Dominicana. Las propuestas económicas del presidente Juan Bosch comenzaban a dañar los intereses estadounidenses.

El apoyo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a la intervención en la República Dominicana demostró, como lo formuló Fidel Castro en 1962, que esta organización se había convertido realmente en “un ministerio de colonias yanquis, una alianza militar, un aparato de represión contra el movimiento de liberación de los pueblos latinoamericanos” (Castro, 1971: 149). También dejó en claro que los gobiernos latinoamericanos predicaban la no intervención cuando los problemas de un país eran controversias entre facciones de la clase dominante. Sin embargo, si las estructuras de poder estaban en juego y la lucha de clases se intensificaba, ningún gobierno tenía problemas con una intervención imperialista.

3. Las ideas del Che Guevara sobre la revolución continental

Las ideas de Guevara sobre la necesidad de la lucha guerrillera revolucionaria continental no fueron elaboradas porque el revolucionario argentino quería justificar “teórica y estratégicamente” su participación en la lucha armada en América Latina e incluso en África. Ya en mayo de 1962 en su discurso con motivo del 152° Día de la Independencia Argentina argumentaba a favor de la revolución continental (Guevara, 1962: s.p.).

En su obra Guerra de guerrillas: un método (1963), el Che fue muy claro sobre la necesidad, incluso la “necesidad histórica” de la lucha armada contra el imperialismo. Estaba seguro de que la lucha a vida o muerte contra el imperialismo tendría dimensiones continentales. Para poder derrotarlo, era clave que las fuerzas revolucionarias de cada país comenzaran a luchar, sin importar las condiciones en otros países. Durante las batallas, en una variedad de países, surgiría una estrategia general contra el imperialismo.

Los paralelos entre lo que escribió Guevara en este pequeño ensayo, ya en 1963, y la estrategia que se vislumbraba cuando empezó a organizar la guerrilla en Bolivia (ver más abajo) son llamativos. En la citada obra también escribe que “la predicción sobre el carácter continental es fruto del análisis de las fuerzas de cada contendiente, pero esto no excluye, ni mucho menos, el estallido independiente. Así como la iniciación de la lucha en un punto de un país está destinada a desarrollarla en todo su ámbito, la iniciación de la guerra revolucionaria contribuye a desarrollar nuevas condiciones en los países vecinos” (Guevara, 1977d: 217).

Los procesos revolucionarios continentales fueron importantes para apoyar las revoluciones nacionales. También eran necesarios porque el imperialismo se estaba organizando a escala continental, escribió en “Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana” (1962) y explicó en 1964 en una entrevista con Josie Fanon que se publicó en Revolution Africaine.[ii]

La lucha contra el imperialismo sólo podía tener éxito, escribió Che Guevara (1977c: 367), cuando se realizaba en todo el mundo porque “hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial”. Esta cuestión de la revolución mundial, hay que subrayarlo, contrasta definitivamente con la estrategia y la política de la antigua Unión Soviética respecto al socialismo en un solo país. Seguramente, este tema ha sido uno de los puntos fundamentales de crítica del Che a la ex Unión Soviética e incluso un punto de quiebre político. Es uno de los argumentos de Guevara contra el estalinismo. La necesidad de una lucha global e incluso el intento de organizar esta batalla, podría convertir al Che en una especie de “visionario”, como afirmamos en nuestras conclusiones en relación con la que se denomina la globalización del capital.

El objetivo estratégico de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo. Crear “muchos Vietnam” podría dividir a las fuerzas enemigas (Guevara, 1977c: 371). Como paso táctico en la lucha revolucionaria, el Che propuso “la liberación gradual de los pueblos, uno por uno o por grupos, llevando al enemigo a una lucha difícil fuera de su terreno; liquidándole sus bases de sustentación, que son sus territorios dependientes” (Guevara, 1977c: 371).

El proceso de liberación paulatina, según Manuel Piñeiro, exjefe del Departamento de América Latina del Ministerio del Interior de Cuba, debía ejecutarse de la siguiente manera: “Su concepción, con raíz en la guerra liberadora cubana, consistía en fundar una columna madre integrada por revolucionarios de varios países latinoamericanos, la cual, una vez superada la etapa de supervivencia, fogueados los combatientes, formados los cuadros de dirección, en su fase de desarrollo y crecimiento crearía las condiciones para el desprendimiento de otras columnas y así expandir el combate a otros países del continente; sobre todo hacia aquellos que se unieran al imperialismo en el intento de derrotar la causa popular” (Suárez, Zuazo y Pellón, 2006: 25-26).

El movimiento guerrillero que se construyó en Bolivia y fue dirigido por Che Guevara no solo debía funcionar como una especie de escuela de guerrillas (ver más abajo), sino que también sirvió como chispa para que se organizaran nuevos movimientos guerrilleros y como estímulo para las ya existentes organizaciones que estaban luchando en Venezuela, Colombia, Perú, Uruguay y Brasil, entre otros. La coordinación de todas estas organizaciones tenía como objetivo poder enfrentar de manera efectiva la reacción militar del imperialismo norteamericano que era de esperar. El aspecto continental de la propuesta de Guevara fue exactamente esta coordinación. Esta coordinación fue definitivamente posible gracias a las relaciones más que fraternales entre la dirección cubana y las organizaciones revolucionarias de todo el mundo, como lo demuestra la Conferencia Tricontinental de enero de 1966 a la que asistieron cientos de delegados. Además, podría esperarse que debido a que muchas organizaciones guerrilleras latinoamericanas habían sido apoyadas militar y financieramente por la dirección cubana, y estas organizaciones consideraban a Cuba, Fidel Castro y el Che Guevara en particular, como sus ejemplos, la coordinación de la lucha guerrillera no podría ser, al menos políticamente, un asunto difícil.

La lucha revolucionaria continental debía ser vista a la luz de una lucha general de la humanidad por su liberación. Por lo tanto, las unidades guerrilleras podían estar formadas por revolucionarios que venían de diferentes países y continentes. La batalla continental no tenía como objetivo construir otro país socialista, sino apuntaba a crear una sociedad socialista continental ya que se creía que el socialismo en un solo país no era política, económica y militarmente factible.

La concepción estratégica de Guevara fue respaldada por el gobierno cubano. La lucha guerrillera continental fue una de las consecuencias del desarrollo dinámico que había iniciado la Revolución Cubana y de las circunstancias específicas en que se encontraba.

4. La participación del Che Guevara en los preparativos guerrilleros

El Gobierno cubano, y en particular el Che Guevara, ha brindado apoyo a varios grupos guerrilleros latinoamericanos. Este fue organizado por un departamento especial del Ministerio del Interior, que se denominó Sección de Operaciones Especiales (MOE). Las actividades de este departamento no solo debían mantenerse en absoluto secreto para el campo imperialista sino también para los partidos comunistas latinoamericanos y los ex países socialistas (Estrada, 2005: 20).

Las actividades del MOE estaban dirigidas por Orlando Pantoja (Estrada, 2006), un internacionalista cubano que murió en la lucha guerrillera en Bolivia. Ulises Estrada señala que “este departamento comenzó a crear escuelas de formación y hacer trabajos operativos. Che a menudo dirigía nuestro trabajo. Todo lo relacionado con los movimientos guerrilleros y los movimientos clandestinos tuvo que ser sometido a él, y discutido con él, a pesar de que Fidel era el jefede más alto rango” (Gálvez, 1999: 25-26). En el caso, por ejemplo, del ELN peruano, la tarea del MOE era asegurar que la guerrilla, en 1963, pudiera entrar con seguridad en Bolivia y de allí poder marchar al Perú (Gálvez, 1999: 21).

El apoyo que los revolucionarios latinoamericanos recibieron de las autoridades cubanas y la intensa cooperación que existió entre los cubanos y el ELN peruano, llevaron a Héctor Béjar (entrevista, 31/03/2003), excomandante de esta organización, a la conclusión de que los guerrilleros del ELN estaban prácticamente “involucrados en la estrategia cubana para América Latina”. Julio Dagnino entrevista, 26/01/2004), cuadro histórico del ELN peruano, tiene otra opinión al respecto: “No lo creo tan matemático. Plantearlo de esa manera, me parece como si se estaba digitalizando: grupo acá, grupo acá, grupo acá. Pero al plantearlo así, se plantea como si fundamentalmente estaba dirigido por los cubanos. Entonces, allí es la diferencia que yo te digo. ¿Por qué? Porque había razones internas de los grupos. El grupo de Masetti, el grupo nuestro y el grupo del MIR obedecían a razones internas, es decir, la actuación de ellos. Por ejemplo, el MIR no desarrolló inmediatamente las guerrillas, en el momento de la guerrilla de Argentina de Masetti, o en el momento que estábamos nosotros en Bolivia”.

El apoyo del MOE, y del Che en particular, al ELN peruano en 1963, llama mucho la atención porque parece estar relacionado con la intención de Guevara de desarrollar un frente guerrillero en la Argentina. El apoyo a lo que se denominó el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) se conoció como la Operación Sombra. Según Estrada (2005: 12), ya en 1961 Guevara comenzó a hacer planes que le permitieran desatar la lucha armada revolucionaria en otros países, particularmente en la Argentina. Por ejemplo, en 1963, el argentino Jorge Ricardo Masetti recibió del Che, dijo el ex jefe del departamento de América Latina del Ministerio del Interior cubano Manuel Piñeiro, “la tarea de organizar una columna guerrillera cuya misión principal era instalarse en un territorio argentino fronterizo con Bolivia, específicamente Salta, con la idea de incorporarse -el Che- en cuanto se logrará un mínimo de condiciones, para dirigir desde allí el inicio de la lucha armada en Argentina. Él prestó una dedicación especial a la preparación de este destacamento, nombrado Ejército Guerrillero de los Pobres, donde irían junto a Masetti, entre otros compañeros, el cubano Hermes Peña (muerto en combate) y Alberto Castellanos, quien cayó prisionero y permaneció cuatro años en las cárceles argentinas sin que pudieran identificar su verdadera nacionalidad” (Suárez, Zuazo and Pellón, 2006: 25-26).

Ulises Estrada escribe que Guevara “estaba decidido a no descansar ni un minuto en el apoyo a la lucha de liberación nacional, y aún más, no escatimar esfuerzo alguno para buscar la posibilidad cierta de ir a combatir a la Argentina, aunque fuera a morir con un piececito dentro de las fronteras de su patria, como me dijo durante nuestra estancia en Praga. Con ese objetivo, en 1963, por instrucciones del Che, organizamos la Operación Sombra (tomado del personaje de la literatura Don Segundo Sombra), comandada por el periodista Jorge Ricardo Masetti (el comandante Segundo) y un pequeño grupo de sus compatriotas, entre ellos Federico Méndez, el pintor Ciro Bustos (quien posteriormente tuvo una actitud traidora en la guerrilla en Bolivia) y el médico Leonardo Werthein.[iii] Para la creación de una red de apoyo logístico en Bolivia, fue designado Abelardo Colomé Ibarra, “Furry”, hoy general de Cuerpo de Ejército, ministro del Interior y Héroe de la República de Cuba, a quien recibí en La Paz apoyado por una célula del Partido Comunista de ese país integrada por Inti Peredo y Rodolfo Saldaña. Además, estábamos en ese momento brindando apoyo operativo y logístico a la guerrilla peruana de Héctor Béjar. […] El Che también prestó gran atención a los preparativos de la guerrilla de Héctor Béjar, que operaría en Perú (Operación Matraca) y de la comandada por el doctor Luis de la Puente Uceda, en el mismo país. Su idea era extender la lucha armada en América Latina y desde Argentina organizar una guerrilla madre en la cual participaran combatientes de otros países del sur de América, que una vez forjados en la lucha llevaran la guerra libertadora a sus propios países” (Estrada, 2006).

Las intenciones guerrilleras en la Argentina fueron un fracaso. El 21 de septiembre de 1963 el grupo llegó a la provincia de Salta, en el noroeste de Argentina. El 21 de abril de 1964, Masetti había muerto. Su cuerpo nunca fue encontrado. Con la muerte de Masetti terminó el intento guerrillero (Estrada, 2005: 285, 295).

Parece que el gobierno boliviano conocía los esfuerzos por desarrollar una guerrilla en la Argentina. Según Arnaldo Piñera, un argentino que en la década de 1960 fue responsable de las relaciones internacionales del Partido Comunista Argentino y miembro de su Comité Central, las armas del EGP fueron trasladadas, con conocimiento del Gobierno boliviano, a la frontera argentina. Este habría sido un acuerdo entre el Partido Comunista de Bolivia (PCB), José María Martínez (Papi) -en representación de los cubanos- y las autoridades bolivianas. El Gobierno de Bolivia habría hecho la vista gorda a condición de que no se construyera una guerrilla en Bolivia (Piñera, 1997: 52-53). No solo la guerrilla argentina, sino también las organizaciones armadas peruanas fueron ‘apoyadas’ por el gobierno boliviano para evitar que se erigiese una organización guerrillera boliviana (Piñera, 1997: 53; Rodríguez, 2005).

5. Guerra de guerrillas continental: la estrategia

Entre el 31 de julio y el 10 de agosto de 1967 se realizó en La Habana la primera y última conferencia de la Organización de Latinoamericana de Solidaridad (OLAS). El objetivo inmediato de la reunión fue ampliar la base de apoyo para la lucha guerrillera en Bolivia encabezada por Guevara. Debía asegurarse que el Che estuviera dotado de un aparato de apoyo político, militar y psicológico, que rompiera su aislamiento político y que se construyera una retaguardia en los países vecinos que indirectamente tratara de crear, donde sea, las condiciones para la propagación de la lucha armada, a partir de la guerrilla boliviana (Debray, 1975: 12-13). En una de las resoluciones de la Conferencia los revolucionarios de América, América del Norte, Central y del Sur fueron llamados a organizar la lucha armada en sus países de origen. Se creía que esa era la única forma de dividir y vencer al imperialismo norteamericano. La lucha contra el enemigo común y bajo la bandera de un objetivo común “crearía profundos lazos de solidaridad” (OLAS, 1967: 116).

El papel de Bolivia en el proyecto revolucionario continental del Che fue de valor estratégico. Allí debía construirse la columna madre, mencionada por Manuel Piñeiro, o como escribió Fidel Castro: “la guerrilla en Bolivia fuese escuela de revolucionarios que harían su aprendizaje en los combates” (Castro, 1977: 11-12). Manuel Piñeiro escribió lo siguiente al respecto: “En su perspectiva -del Che Guevara-, esa guerrilla debía resultar en una escuela de formación de cuadros latinoamericanos, sobre todo del Cono Sur -entre ellos argentinos-, que propiciara extender la lucha armada a otros países fronterizos. A la vez, le permitiría acumular fuerzas políticas y militares y esperar por la ocasión más oportuna para continuar hacia su país natal. Ello dependería del desarrollo y crecimiento de la columna madre asentada en Bolivia. Sin ella, no era posible seguir hacia Argentina, donde también se había instalado una sanguinaria dictadura militar, apoyada por Estados Unidos y repudiada por los sectores más combativos del pueblo argentino. De una manera realista, el Che analizó que si a partir de Bolivia surgían y evolucionaban otras columnas guerrilleras, conformadas por combatientes de diversas naciones del Cono Sur, esto provocaría como reacción una alianza entre los gobiernos y los ejércitos de los países fronterizos, apoyados por el imperialismo. Ello contribuiría a la propagación de la lucha armada revolucionaria en la región, la cual se tornará un escenario de cruentas, largas y difíciles batallas que más tarde o temprano llevaría a la intervención yanqui. Eso sería, por tanto, otro de los Vietnam a los que él convocó en su histórico Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental.” (Suárez, Zuaco y Pellón, 2006: 29-30)[iv]  Según Harry Villegas (Pombo), un compañero cercano de Guevara que sobrevivió el intento guerrillero boliviano, uno de los objetivos de Guevara era coordinar el movimiento revolucionario en la parte sur de América Latina (Waters y Madrid, 1997: 21). Régis Debray, quien en Bolivia investigaba dónde se podría construir con éxito exactamente la columna madre de la guerrilla latinoamericana, escribe que la estrategia del Che no tenía Bolivia como objetivo (Debray, 1978: 69).

La creación de una serie de unidades guerrilleras en toda América Latina parece haber sido una actividad planificada. En Cuba, Guevara ya habría hecho planes al respecto. Sobre la construcción concreta de la guerrilla en Bolivia, Régis Debray (1978: 74) escribe que la idea era desarrollar frentes guerrilleros en Ñancahuazú, Chapare (norte de Cochabamba) y en Alto Beni (norte de La Paz). El conjunto de estos tres frentes articulados constituiría el foco central boliviano. Desde allí tendrían que partir varias columnas hacia los países vecinos. El autor mexicano Jorge Castañeda tiene una versión más detallada sobre la creación de las columnas guerrilleras. “Para el 20 de diciembre -de 1966- habrían arribado la totalidad de los cubanos seleccionados, así como sesenta bolivianos; con este núcleo inicial se crearía, más que un foco guerrillero, una especie de escuela de cuadros de la guerrilla latinoamericana. Las características del campamento debían entonces ser más bien el sigilo, la impenetrabilidad y el aislamiento, y no tanto la inmersión en zonas campesinas pobladas con propósitos de reclutamiento u obtención de víveres. A principios de 1967, se lanzaría un llamado a las direcciones revolucionarias latinoamericanas, para que enviaran a sus mejores cuadros, por las vías de acceso facilitadas por el PCB y Mario Monje. Del campamento inicial partirían diversas columnas nacionales en dirección a sus propios países, en excursiones de entrenamiento y reconocimiento más que de combate; al cabo de varios ensayos, se internarían en sus respectivos países, el Che conduciendo a la columna Argentina” (Castañeda, 1997: 419).

Debemos subrayar que el proyecto revolucionario continental de Guevara fue considerado un proceso largo y dependía del desarrollo exitoso de las organizaciones guerrilleras locales, aunque las narrativas de Piñeiro, Debray y Castañeda puedan sugerir otra cosa. Se creía que estas organizaciones serían inspiradas y nutridas (política y militarmente) por el ejemplo boliviano, pero debían basarse en las condiciones políticas, económicas y sociales locales. América del Sur debería convertirse en un semillero de organizaciones guerrilleras, organizadas localmente y coordinadas políticamente por Guevara.

Las organizaciones guerrilleras locales deberían tener bases políticas y sociales que les permitieran sobrevivir, especialmente al inicio de la lucha armada. Sin un cierto apoyo político de las organizaciones sociales de masas rurales y urbanas, la batalla se perdería muy rápidamente. En Guerra de guerrillas: un método, Guevara escribió que la guerra de guerrillas es una guerra popular. Sin el apoyo de la población, este tipo de guerra fracasaría. Supuso que la guerrilla estaba apoyada por “las masas campesinas y obreras de la zona y de todo el territorio de que se trate. Sin esas premisas no se puede admitir la guerra de guerrillas” (Guevara, 1977d: 204). En su artículo “¿Qué es un ‘guerrillero?’”, Guevara (1977f: 193) llegó a argumentar que la guerra de guerrillas es una lucha de masas, una batalla del pueblo entero. Y aunque la guerrilla es la vanguardia armada del pueblo, está íntimamente ligada al pueblo. El poder de la fuerza armada del pueblo existe justamente porque el ejército del pueblo está constituido por “todos los habitantes de una región o de un país”. Porque la base de la guerrilla es el pueblo, en corta o larga plaza triunfaría.

Las organizaciones guerrilleras que habría que crear en la Argentina y el Perú, en relación con la columna madre en Bolivia, serían los primeros grupos armados organizados y coordinados en el contexto de la resistencia continental. Recién después del inicio de sus acciones, comenzaría la organización en otros países. Debray (1978: 75) explica que “el foco boliviano funcionaría entonces como un centro de adiestramiento militar y de coordinación política de las diversas organizaciones revolucionarias nacionales de América Latina. Los elementos más avanzados de cada país serían sustraídos de su base de origen, incorporados por un momento al foco boliviano mandado por el Che, y devueltos después a su base nacional como cuadros político-militares ya formados. Se multiplicaría así, por reproducción natural, la guerrilla original en varios puntos del continente”.

6. El papel de Bolivia, Perú y Argentina en el proyecto guerrillero continental

La elección de Bolivia como punto de partida para convertir América del Sur en un semillero de frentes guerrilleros no solo sorprendió al PCB sino también al ELN peruano. Aparentemente, existió un acuerdo entre el líder de la guerrilla peruana Juan Pablo Chang y Guevara, para que el Che se uniera al ELN peruano que combatía en el departamento de Ayacucho en el Perú. La rápida derrota de la guerrilla hizo que Guevara cambiara de planes (Lust, 2013: 408-413). Según Harry Villegas, cuando Guevara salió del Congo a fines de 1965 la idea era ir al Perú (Kohan, 2003).

La fija participación de Guevara en la lucha guerrillera peruana, además de la declaración de Villegas, ha sido mencionada por varios guerrilleros peruanos (Lust, 2016: 230). Según Emiliano Vargas Quispe (Felipe), guerrillero peruano del ELN que trabajaba en la construcción de un frente guerrillero cerca de la frontera con Bolivia, en el departamento peruano de Puno, se le asignó la tarea de guardaespaldas del Che Guevara cuando el líder guerrillero llegara al Perú para sumarse a la lucha en Ayacucho (Vargas Quispe, Testimonio, 04/12/2022).

Cuando no fue posible incorporarse en la lucha guerrillera en el Perú, Guevara cambió de planes y se fue a Bolivia para organizar más detalladamente lo que se conoció después como la lucha guerrillera continental. El Perú, sin embargo, mantuvo un lugar primordial en la estrategia del Che. Desde Bolivia él podría incorporarse en una posible resurrección del ELN peruano o irse a la Argentina. Según Chang (2004: 473), unidades guerrilleras bolivianas se unirían al frente guerrillero que comenzaba a construirse cerca de la frontera con Bolivia, en el departamento de Puno (ver más abajo). Debray (1978: 69) explica que Bolivia no formaba parte de la estrategia de Guevara, es decir, “[…] el Che no tenía como objetivo inmediato la toma del poder, sino la construcción previa de un poder popular materializado por su instrumento de acción, de una fuerza militar autónoma y móvil. En su concepción, la construcción del poder popular se anteponía a la toma del poder en Bolivia, derivada en el tiempo y secundaria en importancia (Debray, 1978: 70).

El giro hacia Bolivia fue fácil de dar ya que los cubanos habían creado, algunos años antes, una base de apoyo para las actividades revolucionarias. En el período 1962-1963, el ELN peruano, por ejemplo, pero también las guerrillas de Masetti (ver arriba), fueron apoyados por jóvenes comunistas, a menudo miembros del PCB (Lust, 2013: 177-178). La base de apoyo la encabezaba Mario Monje, secretario general del PCB (Béjar, Entrevista, 06/09/2003; Elías, Entrevista, 20/01/004; Dagnino, Entrevista, 26/01/2004; Castañeda, 1997: 407-408).

El 25 de julio de 1966, Villegas (1997, p. 33) escribió en su diario boliviano: “El Negro -Mario Monje- había ofrecido cuatro hombres para preparar las cosas en Argentina o Perú y prometió darnos otros seis.” En un mensaje de Fidel Castro al Che, enviado el 14 de diciembre de 1966, se lee: “Tu decidirás lo que mejor convenga de acuerdo al análisis sobre el terreno, esta entrevista contigo -de Mario Monje con Ernesto Guevara, el día 31 de diciembre de 1966- lo planteé en base a que tú eras el jefe estratégico de esta operación y que la misma no se podía determinar donde comenzaría exactamente ya que podían surgir incidentes imprevistos que obligasen a desarrollarlas en la tierra de Stanislao -Mario Monje y Bolivia- antes que hacia el Sur.” (Soria, 2005: 237) El 21 de marzo de 1967, Che Guevara escribió en su diario: “El Pelao -Ciro Bustos-, por supuesto, está en disposición de ponerse a mis órdenes y yo le propuse ser una especie de coordinador, tocando por ahora solo a los grupos de Jozamy, Gelman y Stamponi y mandándome 5 hombres para que comiencen el entrenamiento. […] Si aceptan, deben comenzar la acción exploratoria en el norte argentino y mandarme un informe” (Guevara, 1977e: 85).

De lo que escribió Villegas en su diario y del mensaje de Castro a Guevara, se puede concluir que no existían planes concretos para luchar en Bolivia. Los objetivos eran Perú y Argentina. La elección del Perú como uno de los primeros focos guerrilleros descendientes del movimiento guerrillero en Bolivia es fácil de entender. Como mencionamos anteriormente, la primera intención de Guevara fue reforzar la lucha guerrillera en el Perú, ya desde hace algunos años existía una relación de cooperación entre el ELN peruano y Guevara (y la dirección cubana en general), y la guerrilla peruana estaba reconstruyendo su organización, luego de la derrota en 1965 en Ayacucho.

En la frontera con Bolivia, los peruanos estaban creando un nuevo frente guerrillero. El avance de su organización, sin embargo, quedó estancada en el desarrollo de operaciones logísticas (la creación de depósitos de armas y alimentos) y el reconocimiento de la zona. Sólo unos pocos se involucraron en esta labor ya que la mayoría de la guerrilla se quedó en la capital del Perú, Lima, después de la debacle de 1965, aunque una veintena de peruanos se estaban entrenando en Cuba. Una de las principales razones de la falta de desarrollo del frente guerrillero fue el hecho de que su líder, Juan Pablo Chang, no había podido regresar de su visita a Guevara en Bolivia. La muerte del Che Guevara acabó con las intenciones de erigir una guerrilla en Puno (Lust, 2016: 225-239).

La participación de Argentina en los planes guerrilleros del Che parece no haber respondido, en primera instancia y en el corto plazo, a cuestiones estratégicas y tácticas. Motivos personales podrían haber llevado a Guevara a incluir a Argentina. Parece que recién en los primeros meses de 1967 se fundó un ELN en Argentina para apoyar a la guerrilla en Bolivia. Con el mismo plan se crearon las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL). Las organizaciones no iniciaron acciones militares (Lust, 2013: 404-405).[v]

7. Conclusiones

Che Guevara no buscó ansiosamente un lugar para combatir ni para poner en práctica sus conceptos guerrilleros, elaborados a partir de sus experiencias en Cuba. Consideró un proceso revolucionario continental crucial para la supervivencia de las revoluciones socialistas locales. También creía que convertir a América del Sur en múltiples frentes guerrilleros sería una estrategia necesaria para enfrentar y vencer al imperialismo norteamericano que intervendría definitivamente en los procesos revolucionarios que se desarrollaran en las Américas.

Guevara consideraba la revolución continental un objetivo estratégico o el proceso revolucionario continental un proceso estratégico. No era algo que se pudiera lograr de un solo golpe, pero las fuerzas revolucionarias debían apuntar a lograr ese objetivo. Podría verse como la creación de una Internacional de Fuerzas Guerrilleras Revolucionarias que lucharía por intereses comunes, pero en circunstancias políticas, económicas, sociales, culturales y geográficas particulares. Dadas las organizaciones guerrilleras que ya estaban combatiendo en América del Sur, era definitivamente factible un proceso revolucionario continental basado en actividades coordinadas pero ejecutadas autónomamente por parte de movimientos guerrilleros organizados a nivel nacional. Sin embargo, que la lucha guerrillera terminara en revolución no sólo dependía de la fuerza de las organizaciones armadas del pueblo, sino también de la fuerza política y militar del imperialismo.

La continentalización de la lucha revolucionaria sólo podía hacerse realidad cuando estaba organizada localmente, no necesariamente unida en un solo frente, pero sí con cierto grado de coordinación. Esta continentalización nunca podría haber sido establecida por el Che solo. El guerrillero heroico fue el principal dinamizador de este proceso y el principal organizador, pero se apoyó en los grupos locales para su materialización. Por supuesto, la derrota de estas guerrillas impediría un proceso revolucionario sudamericano o una revolución continental, ya que la estrategia apuntaba a la creación de grupos guerrilleros en diferentes países, basada y surgida de la columna madre en Bolivia.

Cuando el Che trató de poner en práctica sus ideas, la mayoría de los grupos guerrilleros sudamericanos recién estaban comenzando, estaban relativamente débiles o ya habían sido derrotados. No en todos los países sudamericanos existían fuerzas guerrilleras antes de la publicación y la difusión de la propuesta del Che para trabajar dentro de la perspectiva de un proceso guerrillero continental. Fue justamente la figura de Guevara, combatiendo en uno de los países sudamericanos, aunque haya subestimado este efecto, la que podría iniciar, reiniciar o fortalecer estos procesos. De ahí que, cuando en octubre de 1967 el Che fue asesinado, se detuvo el desarrollo de un proceso guerrillero continental o, inclusivo, la construcción de una Internacional de Fuerzas Guerrilleras Revolucionarias.

Las ideas de Guevara sobre la necesidad de una lucha global contra el imperialismo o una batalla global para un desarrollo basado en las necesidades económicas, sociales y culturales de la humanidad de acuerdo con la naturaleza, es decir, por una sociedad comunista, o una lucha global contra la desigualdad económica, social, ecológica y cultural, podría considerarse plenamente comprensible en la era actual de la globalización. Sin embargo, a principios de la década de 1960 estas ideas no eran comunes y no eran ampliamente compartidas por las fuerzas progresistas. Es decir, una lucha global contra el imperialismo sonaba como una revolución mundial en la tradición trotskista. La idea de que el socialismo podía establecerse en un solo país era la ideología dominante dentro de las fuerzas revolucionarias, aunque la “escisión comunista” entre la Unión Soviética y China, y el apoyo de China a las fuerzas guerrilleras revolucionarias, comenzaron a causar fisuras en este edificio ideológico.

Podría argumentarse que el Che fue una especie de visionario del desarrollo global del capitalismo. Comprendió que el capitalismo sólo podía ser derrotado en una lucha mundial contra el imperialismo. El uso de prácticas políticas y militares imperialistas por parte de las clases dominantes de los países capitalistas del centro era necesario para la supervivencia del capitalismo en el centro y la periferia. Además, para detener a las fuerzas revolucionarias que intentan derrocar a los regímenes capitalistas, intervendría el imperialismo, encarnado por el capitalismo de los Estados Unidos.

Referencias

Bambirra, Vania (1971), “Diez años de insurrección en América Latina”, en Vania Bamirra, Alvaro Lopez, Moises Moleiro, Silvestre Condoruna, Carlos Nuñez, Ruy Mauro Marini y Antonio Zapata (coords.), Diez años de insurrección en América Latina, Chile, Ediciones Prensa Latinoamericana S.A., pp. 23-75.

Carmen Garcés, del, María (2009), Conversaciones con Pombo. Combatiente de la guerrilla del Che en Bolivia, Ecuador, Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Tungurahua.

Carmen Garcés, del, María (2007), La guerrilla de Ernesto Che Guevara en Bolivia. Antecedentes, preparativos, acciones, discursos, declaraciones, proclamas, testimonios, entrevistas, diarios, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Núcleo de Tungurahua.

Castro, Fidel (1977), “Una introducción necesaria”, en Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos 3, Habana, Editorial de Ciencias Sociales, pp. 1-20.

Castro, Fidel (1971), “Segunda Declaración de La Habana”, en Cinco Documentos, Habana, Instituto Cubano del Libro, pp. 125-173.

Castañeda, Jorge G. (1997), La vida en rojo. Una biografía del Che Guevara, México, Alfaguara, S.A. de C.V.

CIA (1962), Castro’s subversive capabilities in Latin America – Nº 85-4-62, 11 September 1962, Case Number: EO-1994-00020, Release Date: 14 March 2000, Release Decision: RIPPUB, Classification: U, en https://www.cia.gov/readingroom/docs/CIA-RDP80B01676R001800020032-8.pdf [Consultado en 31/03/2022]

CIA (1965), A survey of communism in Latin America (W/Attachment), 1 November 1965, Case Number: F-2004-00826, Release Date: 18 January 2006, Release Decision: RIPPUB, en https://www.cia.gov/readingroom/docs/DOC_0001281983.pdf [Consultado en 01/04/2022]

Debray, Régis (1968), Ensayos latinoamericanos, Buenos Aires, Ediciones La Rosa Blindada, 1968.

Debray, Régis (1975), La crítica de las armas. Tomo I, México, Siglo Veintiuno Editores S.A.

Debray, Régis (1978), La guerrilla del Che, México, Siglo Veintiuno Editores, S.A.

DoCom (2004), De politieke nalatenschap van Che Guevara, Lima, DoCom.

Estrada, Ulises (2005), Tania la guerrillera y la epopeya suramericana del Che, Habana, Ocean Press.

Estrada, Ulises (2006) “Días con el Che”, Revista Tricontinental, en http://www.tricontinental.cubaweb.cu/che/texto22.htm [Consultado 13/04/2022]

Furiati, Claudia (2007), Fidel Castro. La historia me absolverá, México, Random House Mondadori, S.A. de C.V.

Gálvez, William (1999), Che in Afrika. Che Guevara’s Congo Diary, Melbourne, Ocean Press.

Gleijeses, Piero (2007), Misiones en conflicto: La Habana, Washington y África, 1959-1976, Habana, Editorial de Ciencias Sociales.

Guevara, Ernesto (1962), “Palabras en el acto conmemorativo del 152 aniversario de la independencia argentina, celebrado en Río Cristal, 25 mayo 1962”, en https://seniales.blogspot.com/2002/05/ernesto-che-guevara-mensaje-los.html [Consultado 04/04/2022]

Guevara, Ernesto (1977a), “Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana”, en Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos 9, Habana, Editorial de Ciencias Sociales, pp. 225-240

Guevara, Ernesto (1977b), “Entrevista de prensa para el seminario Revolution Africaine”, en Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos 9, Habana, Editorial de Ciencias Sociales, pp. 333-338.

Guevara, Ernesto (1977c) “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”, en Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos 9, Habana, Editorial de Ciencias Sociales, pp. 355-372.

Guevara, Ernesto (1977d), “Guerra de guerrillas: un método”, en Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos 1, Habana, Editorial de Ciencias Sociales, pp. 203-223.

Guevara, Ernesto (1977e), “Diario”, en Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos 3, 1, Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1-231.

Guevara, Ernesto (1977f), “Qué es un ‘guerrillero’”, en Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos 1, Habana, Editorial de Ciencias Sociales, pp. 193-197.

Kohan, Néstor (2003), “Las enseñanzas del Che. Entrevista a Harry Villegas Tamayo (Pombo)”, en https://www.archivochile.com/America_latina/Doc_paises_al/Cuba/Escritos_sobre_che/escritossobreche0238.pdf[Consultado 14 June 2022]

Lieuwen, Edwin (1965), Generales contra presidentes en América Latina, Buenos Aires, Siglo XXI.

Lust, Jan (2016), “The role of the Peruvian guerrilla in Che Guevara’s continental guerrilla project”, Bulletin of Latin American Research, pp. 225-239.

Lust, Jan (2013), Lucha revolucionaria. Perú, 1958-1967, Barcelona, RBA Libros, S.A.

Martí i Puig, Salvador (2002), La izquierda revolucionaria en Centroamérica: el FSLN desde su fundación a la insurrección popular, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, Institut de Ciències Polítiques i Socials, Working Paper 203, en https://www.icps.cat/archivos/WorkingPapers/wp203.pdf?noga=1 [Consultado 03/04/20022]

Morray, J.P. (1973), “Estados Unidos y América Latina”, en James Petras / Maurice Zeitlin (coords.), América Latina: ¿reforma o revolución?, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, pp. 97-115.

OLAS (1967), Primera conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, Montevideo, Nativo Libros.

Piñera, Arnaldo (1997), Utopía inconclusa del Che Guevara. Prólogo y epílogo de Alberto Granado, Buenos Aires, Editorial Cangrejal.

Rodríguez, Gustavo (2005), “Bolivia en el ciclo guerrillero, 1963-1970. Continuidades y diferencias”, La Prensa (La Paz), 16 Octubre de 2005

Rostica, Julieta (2006), “La Guatemala revolucionaria”, e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 5, no. 17, pp. 19-47.

Soria, Carlos (2005), El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 2. Los otros diarios y papeles, La Paz, La Razón.

Suárez, Luis, Ivette Zuazo y Ana María Pellón (2006), “Mi modesto homenaje al Che”, en Manuel “Barbarroja” Pineiro, Che Guevara y la revolución latinoamericana, Colombia, Ocean Sur y Tricontinental, pp. 17-41.

Villegas, Harry (Pombo) (1997), Pombo: un hombre de la guerrilla del Che. Diario y testimonios inéditos, Buenos Aires, Ediciones Colihue S.R.L. y Editora Política.

Villanueva, Víctor (1971), 100 años del ejército peruano: frustraciones y cambios, Lima, Juan Mejía Baca.

Waters, Mary-Alice y Luis Madrid (1997), At the side of Che Guevara. Interviews with Harry Villegas (Pombo), New York, Pathfinder Press.

Entrevistas

Héctor Béjar, exlíder de la organización guerrillera peruana ELN, Lima (Perú), 31 de marzo de 2003; 9 de junio de 2003.

Julio Dagnino, ex cuadro de la organización guerrillera peruana ELN, Lima (Perú), 26 de enero de 2004.

Alaín Elías, ex cuadro de la organización guerrillera peruana ELN, Lima (Perú), 20 de enero de 2004.

Testimonio

Emiliano Vargas Quispe, integrante del ELN, Testimonio, 12 de abril de 2022.

Notas

[i] Traducción de ingles por el autor.

[ii] Ver Guevara (1977b: 337).

[iii] La operación Sombra se conoce como el apoyo que los cubanos dieron al EGP argentino. Curioso es lo siguiente. Donnell O’ Pacho escribe que el Che, después de haber asistido a una conferencia de las Naciones Unidas en marzo de 1964, habría hecho en su viaje de retorno a Cuba una escala en Madrid y allá conversó con el expresidente de Argentina y exiliado, Juan Perón. Al colaborador de Juan Perón, Julio Gallego, se le habría pedido manejar las finanzas de un fondo que fue creado para apoyar a movimientos revolucionarios. Julio Gallego se negó, en: Che, Barcelona, Random House Mondadori S.A., 2003, pp. 258-259. En el libro del exagente de la CIA Philip Agee, Inside the company: CIA Diary, se lee que ha existido una relación política entre La Habana y los peronistas. El 21 de marzo de 1964, Phillip Agee escribió que, durante una operación de audio-penetración, la CIA encontró una conexión ilegal entre Julio Gallego y el exjefe de la inteligencia cubana en Montevideo (Uruguay), Earle Pérez, en Inside the company: CIA Diary, p. 334.

[iv] Ver también Furiati (2006: 50).

[v] No tenemos más información sobre este tema. La persona más autorizada sobre esta cuestión fue el boliviano Gustavo Rodríguez Ostría, quien falleció en 2020. Investigó esta parte, pero no logró publicarla.

¿Deseas contribuir a que MINGA tenga continuidad?

Ayúdanos a que MINGA pueda tener continuidad. Las donaciones son canalizadas por CITAL para la gestión de tareas técnicas del proceso editorial (diseño, programación y desarrollo de web, hosting del sitio, membresía, otros). Con tu cooperación podremos seguir produciendo y divulgando ciencia, arte y militancia libres y comprometidas con América Latina.

es_ESSpanish